Cuando supe que Martret-Puraenvidia venían al Grec para preparar una pieza con su amigo Roberto me puse muy contento. Quien me lee por aquí sabe de mi pasión por su trabajo. Y desde ese momento comencé a construirme una película, como es habitual en mí. La transexualidad como tema de encargo, trabajos previos de los tres en registros cabareteros, público dentro de la escena...
¿Os ha pasado alguna vez que aún y teniendo MUY buen concepto de alguien, te das cuenta de que le habías subestimado? Pues a mí me pasó anoche, y la sensación es magnífica. Ahora ya puedo afirmar que conozco a unos genios. Un trío de artistas más complementarios que los Quintero, León y Quiroga
Roberto G. Alonso sabe utilizar la danza como una preciosa herramienta del actor. Le ayuda a explicar mejor lo que está diciendo.
Alberto Puraenvidia es perfecto en su trabajo. Consigue lo que toda escenografía debiera ser: funcional y preciosa a la vez.
José Martret ha nacido para dirigir. Por favor, Jose, no dejes nunca de trabajar. Y sueño con poder ver a mi hermana en tus manos. Sé que algún día sucederá.
Respecto a la obra, comentar que si bien queda muy claro el tema de la transexualidad de hombre a mujer, recreado perfectamente por personas de diferentes franjas de edad, en mi cabeza ha servido como ejemplo de cualquier tipo de lucha vital por salir de un encasillamiento, vencer una exclusión, luchar por un sueño. Y emociona. Y mucho.
Y no quiero acabar sin al menos mencionar sus nombre: Oriol Genís y Hugo Real. Maravillosos.