jueves, 20 de enero de 2011

CELEBRACIÓ


Primera vez que piso el Lliure de Gràcia después de su tan dilatada en el tiempo reforma.  La apariencia, perfecta.  Urbano, sencillo, sin pretensiones, moderno.  Técnicamente, con las últimas tecnologías posibles de aplicar a un teatro.  El resultado, gusta.

Harold Pinter.  Qué bueno ir a ver algo del Nobel de Literatura 2005.  En este caso, su última obra.
Elenco.  Fantástico.  Todos están perfectos.  Todos son famosos.  Todos salen guapos.  Tan sólo algo preocupante para la gente que queremos tener un hueco en el mundo del teatro catalán: ¿Estamos yendo a ver una obra de teatro, o estamos yendo a ver a unos actores que conocemos de la tele o de la farándula local? ¿Estamos yendo a ver un texto de Pinter, o estamos yendo a ver un montaje de Lluis Pasqual?
Sea cual sea la respuesta, lo que importa es que el teatro, como casi siempre en Barcelona, estaba lleno.

La obra, una delicia.  Duración perfecta, 60 minutos sin descanso.  Argumento, otra vez, urbano, sencillo, sin pretensiones, moderno.  Realmente, no hay casi argumento.  Una ventana abierta a un restaurante de lujo, donde se están produciendo simultáneamente dos celebraciones.  Las típicas conversaciones banales, o no tanto, salpicadas del surrealismo que va introduciendo un magnífico Boris Ruiz en el papel del camarero un poco impertinente.

Esta vez, hablo en primera persona, fui acompañado de un amigo.  Gracias, Pablo

Muy recomendable

Rubén  Hernández

martes, 4 de enero de 2011

Agost

Con la afición que tenemos por el teatro, y con el elenco tan sugerente anunciado en el cartel, tan sólo había que escoger el día en el que dispusiéramos de 4 horas para poder ver Agost, de Tracy Letts, aka, de Sergi Belbel.

Una vez superados los siempre presentes charcos del patio de entrada al TNC, tomados nuestros horribles asientos en fila 22, al módico precio de 33€ la entrada, lo siguiente debía ser ya sólo disfrutar.

Los actores, estupendos.  Una escenografía de "casita de muñecas" combinando tecnología y tradición.  Un texto ambientado en Oklahoma pero perfectamente asociable a cualquier región del mundo.  Unos conflictos familiares desde lo más doméstico a lo más trascendente.  Humor, Amor, Odio, Rencor, Ternura, Venganza.... vamos, todos los ingredientes necesarios para satisfacer al espectador.  Unos finales de acto con opciones de lucimiento para la Lizarán y la Vilarasau.... en fin, una de esas obras "a la antigua usanza" que hace las delicias de todo tipo de espectadores. 

Sin lugar a duda, una gran opción de regalo en estas fechas en que uno debe exprimirse las neuronas para ser original.

Un pero....quién escogió a la "actriz" que encarna el papel de la criada? Es actriz?  Si lo hubiera sido, el personaje podría  haber tenido más relevancia, por suerte, no la tiene.

Conclusión, nos gustan las obras de teatro a lo grande.  Si además llevan incorporadas Divas de la escena catalana, mejor.

Rubén  Hernández