El Círcol Maldà es un espacio tan bonito a la par que pequeño, que puede permitirse el lujo de hacer representaciones como ésta. Imagino que cuando una sala decide programar una obra así, no está pensando en llenar las arcas ni en batir records de espectadores. Si así lo hiciera, sería un fracaso.
Basada en textos del poeta mallorquín Blai Bonet, su director y protagonista Pep Tosar nos traslada a la Mallorca y la Barcelona de principios de SXX de una forma tan delicada y armónica que a los diez minutos de estar sentado en la silla ya te parece estar sintiendo el olor del campo de Sa Roqueta a la vez que un vientecito te azota la espalda. El universo particular del poeta aparece bien descrito con tan solo las voces y ruidos de los actores. La encarnación del poeta a manos de Tosar, acaba de rematar la faena sin grandes artificios, pero con éxito rotundo.
Superados los primeros minutos de adaptación del oído a un mallorquín arcaico y cerrado, dejaos deleitar por esta perla del mediterráneo, no suele ser algo fácil de encontrar.
Rubén Hernández