Es curioso que no me gusten las comedias, siendo el reírme una de mis prioridades en la vida. Voy a evitar esa pedantería de "a mí me gusta el humor inteligente" puesto que me inclino más hacia el humor absurdo, macabro o directamente gilipollas. Lo dejaremos en que estamos frente a otra de mis contradicciones.
Por si no quería caldo, Paco me tenía preparadas dos tazas, y bien calentitas: Compañía alemana, espectáculo sin palabras y con máscaras.
Por si no quería caldo, Paco me tenía preparadas dos tazas, y bien calentitas: Compañía alemana, espectáculo sin palabras y con máscaras.
Pues bien. Y bastante bien. Unas máscaras a medio camino entre la ternura y lo grotesco, portadas por unos actores con matrícula de honor en "cuerpo y movimiento" me hicieron pasar un rato bonito, original y entretenido. No reí, pero en algún momento esbocé mueca de sonrisa.
Rubén Hernández
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