sábado, 23 de julio de 2016

Alejandro Magno


Llevaba tantos años deseando ir al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida que hubiese visto la obra que hubiese visto, la experiencia hubiera sido positiva.  Ahora que ya hace unos cuantos días que sucedió, y que ya he vuelto de vacaciones, puedo escribir sin temor a que la euforia me haga ser poco objetivo.
Las condiciones de contorno son tan fuertes:
  • Emplazamiento único y maravilloso
  • Texto clásico
  • Tarde en la noche, de una noche de verano
  • Público de todo tipo (incluso bebés llorando, me quedé pasmado)
que quizá no se pueda exigir al director demasiado más que entretener y llenar el aforo para que el Festival siga sumando años a su espalda.

Pero por otro lado me pregunto...contar con un elenco tan potente, un vestuario maravilloso (Paco Delgado lo firma)...en definitiva, un presupuesto tan elevado para tan solo entretener al público, ¿no es  un poco pecado?  Que los únicos momentos que rocen el alma sean por escuchar la voz de Amparo Pamplona... que repares en si la hija de Ana Belén se tropieza o no con los velos (o si se parece a su madre)... los de Hospital Central están muy bien...el tono de sobre-excitación habitual en Félix Gómez esta vez está justificado...Unax Ugalde está creíble.....el hermano de Jon González es un poco cuadro....

En fin, que estoy seguro que hubiera quedado más satisfecho yendo un par de días antes para ver a Paloma San Basilio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario