De nada me sirve pretender que Rubén escriba algo en el blog. Quien lo sigue (Dani?) lo sabe bien. Había pensado en pelearme con él al respecto, pero no me apetece. Además, es cierto que dado que siempre comentamos como mínimo un par de veces todo aquello que vemos, seguro que mis palabras reflejan involuntariamente reflexiones suyas.
A Rubén no le gusta nada de lo que programan en el Goya. Ciertamente, es el teatro favorito de las "tietes" catalanas que van a ver "teiatre amb els de la tele". A mí, que me gusta todo y que me gusta imaginarme como un gestor de teatro con diferentes espacios de exhibición, me parece interesante ver cómo una obra de teatro lleva 6 meses de lleno ininterrumpido.....no voy a quedarme yo sin verlo!
El Pou, el Canut, la Pagès (demasiado joven para el personaje?)... qué bien que están todos, coño! Los jóvenes también, sí señor. Además en este caso, un aliciente más: ver a David Marcé, compañero del IT de Rubén y amigo de mi nueva-antigua acompañante "reserva" de teatro. Prueba superada con buena nota, chaval!
Quizá nunca produzca una obra de teatro de esta índole. Historia a medio camino entre costumbrista y policíaca. Carente de ritmo al principio (vale, era miércoles y tenía sueño...), predecible en el nudo, mejorada en el desenlace.
Quizá nadie más piense que la lección del argumento es que no está bien ir de guarrona intentando sacar algo de una familia adinerada. No comparto la moraleja.
Quizá el precio de la entrada está justificado por la fastuosa escenografía.
Quizá si no fuera por el descuento del Tr3sc no hubiera ido. Quizá no. Seguro. Por suerte, me salieron a 12 € y fui.
Rubén Hernández