Imaginemos coger a un guionista de producciones de José Luis Moreno. Que dicho guionista pertenezca a familia vinculada con el mundo del espectáculo. Que además de los guiones para Moreno haya escrito alguna pieza de mayor entidad. Ahora le hacemos nacionalidad italiana y permitimos que su nueva patria nos venda la moto como tan bien acostumbraba a hacer. Pues eso sería Eduardo de Filippo.
Ahora imaginemos que somos catalanes y que nos encanta hacernos los guays escogiendo a autores extranjeros (sobre todo no españoles) y preparamos un buen montaje, con bien de presupuesto, y con buenos actores como elenco (como son también catalanes fijo que quieren participar del homenaje).
Lo llevamos al Lliure, las tietes siempre fijas para reír....y nada, pues eso, que desagradable para nada es, pero que precisamente ayer hubiera sido mucho más feliz llegando antes a casa.
Rubén Hernández
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