Reconozco que soy un "clásico" en esto del teatro. Me gustan las obras a la antigua usanza, con una historia que empieza, se desarrolla y acaba. Con una escenografía completa, evidente. En un teatro grande y con solera. Viviendo en Barcelona, hace ya tiempo que tuve que coger gusto a otro tipo de teatro, sin grandilocuencias escénicas, mucho más conceptual que clásico y con mucho mensaje y reflexión posterior.
Por mi relación de amor con Madrid, estoy empezando a adaptarme a las nuevas corrientes (forzadas por los tiempos de crisis) en las que más que ir a ver una obra de teatro, te conviertes en asiduo a un espacio que te aporta algo más, que admiras por su manera de enfocar el arte, con el que en definitiva, estableces vínculos afectivos. En mi caso, y hablando de La Casa de la Portera, porque es de mi "hermano" Alberto Puraenvidia y su socio Jose Martret.
He aprovechado un viaje relámpago para ver algo que tenía pendiente, Presencias de Benja de la Rosa. Conozco desde hace poco a Benja, pero entiendo muy bien su tipo de humor. Su reírse de todo, empezando por uno mismo, aplicando siempre a igualdad de dosis excentricidad surrealista con chavacanismo folclórico. Presencias es eso. Pero además es la prueba de que un espacio creado para representar un Chéjov puede dar cabida a algo diametralmente opuesto, sin pretensión más allá que la de entretener a esos "adictos" a este espacio amigo que queremos ver todo lo que allí se programa. Rascando un poco, tiene además mensaje. ¿Psicopatologías actuales de las que reirse....como remedio casero? O igual es que yo soy tan profunda como la Mazagatos......
En las presencias del martes 30, presencia invitada Laura Put. Gracias Benja por hacernos reir a Gustory Spelling.
Rubén Hernández