lunes, 13 de octubre de 2014

L'encarregat


Siendo Harold Pinter uno de mis dramaturgos preferidos y pudiendo apreciar una muy buena construcción de personaje de Albert Pérez como indigente, la única opción válida para imputar el cargo del "castigo" al que sometí a mi acompañante del sábado es al director.
Gracias al juego improvisado de espiar a espectadores dando cabezazos de sueño logramos no caer presos en las garras de Morfeo.

Rubén Hernández

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