Hacía demasiado tiempo que no pasaba por aquí. Por diversos acontecimientos, mi cabeza no estaba demasiado predispuesta a ir al teatro. Ángel ha estado insistiendo en que recuperara el hábito, y al final su sugerencia de ir juntos a ver esta obra ha tenido el efecto esperado. He comprado abono para la próxima temporada (recuperando así también a Inma como amiga a frecuentar).
Por lo que respecta a la obra, quiero destacar en primer lugar la magnífica creación de la autora. No es fácil convertir en obra de teatro una experiencia propia de la que quieres transmitir el aprendizaje que en ti ha supuesto. Existen muchos conceptos imprescindibles para que una obra funcione que requieren de técnica. En esta obra está conseguido con nota. Entiendo que Sergi Belbel ha tenido bastante que ver.
La historia desgarra, imagino que en mayor o menor medida, según tengas experiencias propias con las que establecer paralelismo. Pero a su vez consuela. Pretender borras experiencias desagradables, incluso cuando se consideran superadas, no es la mejor opción si quieres seguir el camino limpio y sin fantasmas. Es mucho más productivo dejarlas ahí, fijarlas, dejar de imaginar qué hubiera pasado de no haber sucedido, y tratando de buscar (por pequeña que sea), la parte de belleza que hay en ellas, o lo que ha podido implicar en nuestra persona. Las cosas no son como en las obras de teatro, donde todo es justo, tiene explicación y recompensa. Las cosas son como son, y se tienen que encajar y utilizar para seguir el camino.
Magnífica Anna Barrachina.
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