No soy capaz de recordar quién tenía que hacer el papel principal de la obra cuando el Lliure presentó la temporada, pero dudo que fuera más apropiada que Ariadna Gil. Su fisonomía de sempiterna veinteañera se adapta perfectamente al recorrido que la directora ha querido hacer sobre la vida de Jane Eyre. La Gil está adquiriendo esa PRESENCIA que sólo las actrices maduras consiguen, sin perder en el camino la frescura y la belleza. El resto del elenco la acompañan muy a la altura, haciendo que su trabajo salve lo que para mí es una función escolar hecha con mucho presupuesto. Y es que me parece que no acabo de encajar con el teatro de la Portaceli, quien a mi juicio se esfuerza mucho en colocar a sus amigas, en hablar sobre mujeres, pero no hace teatro a la altura de los recursos que ponen a su alcance.
En concreto en esta pieza me gustaría que alguien me explicara el porqué de esa pianista tan estridente en su música, sus gestos y su imagen.
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