Vivir en Barcelona y tener afición por el folclore español y por los espectáculos de épocas pasadas (flamenco, zarzuela, copla, cuplé, revista...) no siempre es compatible. Es por esto que cada vez que asisto a un espectáculo de estos géneros, las probabilidades de satisfacción son exactamente del 50%.
Antes de iniciarse el espectáculo, todos los indicios eran claros:
- La media de edad de la audiencia era 75 años (nosotros la hacíamos bajar un poco)
- La bailaora tenía más pinta de catalana que la Feliu (de catalana, y de lo otro)
- El castañuelista era el mismísimo Nosferatu
- La cantante llevaba el pelo teñido con henna
Pues yo no sé si fue porque necesito mi dosis de folclore de vez en cuando, si fue porque el compartir gustos con mi chico hace que todo me resulte bonito, si fue porque la cantante me tiró un clavel hacia el final del espectáculo... pero el caso es que salí de la Sala Muntaner más contento que unas castañuelas, nunca mejor dicho.
Rubén Hernández
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