Lo que ha hecho Jordi Casanovas con esta obra podría a priori juzgarse como un vil acto de oportunismo. Podría considerarse también un acto de provocación extrema estando el "patio" político tan revuelto como lo tenemos. Correríamos también el riesgo de considerar que podría ser un "peñazo" en toda regla viendo en el programa que dura más de dos horas...
Sólamente puedo recomendar encarecidamente que se vaya a ver esta joyita contemporánea. El trabajo de los actores es súmamente creíble. El ritmo de la obra está marcado a la perfección. Pero sobre todo destaco la historia, es deliciosa. El establecer paralelismos entre los sentimientos patrióticos y las manifestaciones del arte (en este caso la pictórica, con una preciosa historia inventada) me parece uno de los efectos más bonitos y fuertes que he visto nunca. Gracias Jordi Casanovas. Ahora creo tener mayor sentimiento de patriotismo del que nunca he tenido. Y no especialmente hacia una tierra.
Rubén Hernández
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