Acudir al TNC siempre implica gastarse más dinero del que uno desearía, ver obras de teatro que a priori intuyes te van a parecer demasiado largas y estar sentado a una distancia del escenario en la debes olvidarte de poder disfrutar de la interpretación gestual de los actores. Como parte positiva, te permite ver montajes de grandes presupuestos y a menudo, clásicos teatrales de diferentes épocas.
Había podido ver otros Shakespeares, con el sello de Oriol Broggi y en el entorno de la Biblioteca de Catalunya. Realmente, los prefiero. Si voy a ver un clásico, quiero verlo al uso. Aún así, debo decir que la propuesta de Rafel Duran me ha parecido bastante fresca y digerible (las de Broggi son más bonitas pero más soporíferas). Hubiera quitado momentos muy "fin de curso" sin ningún tipo de sentido y que quizá sólo hagan las delicias de espectadores no aficionados al teatro. Pero sin duda, quiero destacar el resultado de la dirección de actores. Están todos perfectos. Destaco el trabajo de Anna Ycobalzeta, quien a mi entender lleva las riendas para convertir el clásico en algo actual. Destaco también el de Ramón Madaula, quien sin duda, con los años se convierte en un peso pesado de la escena catalana (y en su caso también puede serlo de la española).
He ido con mi amigo Quim. Él lo cuenta en http://miaventuraespacial.blogspot.com/
Rubén Hernández