miércoles, 3 de julio de 2013

Lucio Silla


Una escenografía a la par chocante y espectacular a cargo de Christian Schmidt (trataré de recordar este nombre) es lo único que puede desviar la atención de Kurt Streit y de Patricia Petibon.  Él es todo lo que se puede pedir a un HOMBRE en escena.  Ella es directamente SUBLIME.

Y no quiero añadir mucho más.  Lo único que quiero hacer con esta entrada es recomendar encarecidamente asistir a la ópera...aunque no quiero dejar de comentar una reflexión que me surgió a la salida del Liceu: Es raro que en estos tiempos actuales del "todo vale" no hayan vuelto a aparecer los Castrati...no sé, aunque sean chinos, o japos...no?

Rubén Hernández

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